Nuestra Historia ~ Our Story

Thank you for being here! I’m Marisol, the owner of El Camino de Flores.

Born in the serene pueblito of Rancho Alfaro, Oaxaca, and raised in lovely Escondido, I carry with me the harmony and warmth of both places. My desire to live closer to the earth led me to Ramona, where I’m cultivating our half-acre of land to grow organic food and flowers. I’m also (half-jokingly) running a small dog rescue, home to our four fur children: Ellie, Chato, Snoop, and Zoey and some future chickens. 

El Camino de Flores was born from a deep love of flowers and plants, and from ancestral roots in horticultural techniques and sustainable farming practices. I remember, as a child, running through my abuelo’s orchard fields in Rancho Alfaro, where he practiced regenerative agriculture and grafting techniques long before they had a name.  For me, this path is more than a business, it’s a way to honor the land and my ancestors, reconnecting with traditions that continue to guide my hands and heart.

As I wrap-up my Master’s in Engineering, Sustainability & Health at the University of San Diego, I’m learning to bridge ancestral knowledge with modern sustainability practices. I’m integrating those principles into this business, from regenerative growing methods and waste reduction to designing floral and garden systems that honor ecological balance and community well-being. Through this work, El Camino de Flores becomes more than a mobile florist; it’s a living expression of what sustainable, culturally rooted entrepreneurship can look like.

Through the curation of florals and gardening, I find this connection blossoming anew. With a desire to create an alternative camino, one that breaks from conventional norms, this dream took root and bloomed.

Thank you for joining me on this camino.

¡Gracias por estar aquí! Mi nombre es Marisol y soy la creadora de El Camino de Flores.

Nací en el sereno pueblito de Rancho Alfaro, Oaxaca, y crecí entre los paisajes encantadores de Escondido. En mi corazón llevo la armonía de mis raíces y la calidez de los lugares que me formaron. El deseo de vivir más cerca de la tierra me llevó a Ramona, donde cultivo media acre de terreno con flores y alimentos orgánicos. También (medio en broma) tengo un pequeño rescate de perritos, hogar de nuestros cuatro bendiciones peludas/os: Ellie, Chato, Snoop y Zoey.

El Camino de Flores nació de un profundo amor por las flores y las plantas, y de raíces ancestrales en técnicas hortícolas y prácticas agrícolas sostenibles. Recuerdo, de niña, correr entre los huertos de mi abuelo en Rancho Alfaro, donde él practicaba la agricultura regenerativa y el injerto mucho antes de que tuvieran nombre. Para mí, este camino es más que un negocio; es una manera de honrar la tierra y a mis antepasados, de reconectarme con tradiciones que siguen guiando mis manos y mi corazón.

Mientras termino mi Maestría en Ingeniería, Sostenibilidad y Salud (MESH) en la Universidad de San Diego, estoy aprendiendo a tender puentes entre el conocimiento ancestral y las prácticas modernas de sostenibilidad. Estoy integrando esos principios en este proyecto, desde métodos regenerativos de cultivo y reducción de desperdicios, hasta el diseño de sistemas florales que respeten el equilibrio ecológico y el bienestar de la comunidad. A través de este trabajo, El Camino de Flores se convierte en algo más que una florería móvil; es una expresión viva de lo que puede ser un emprendimiento sostenible y culturalmente arraigado.

A través de la curación floral y la jardinería, encuentro que esta conexión florece de nuevo. Con el deseo de crear un camino alternativo, uno que rompa con las normas convencionales, este sueño echó raíces y floreció.

Gracias por acompañarme en este camino.

A woman standing in front of a classic black car, surrounded by colorful flower bouquets in white vases, smiling at the camera.
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